
Por: Delio Guerra Ibarra
Redactando esta historia, llega a mi mente uno de los aparte de una hermosa y sentida canción grabada por los HERMANOS ZULETAS. Intitulada DIOS NO ME DEJA, de la autoría de uno de los más grandes de la leyenda viva de la música vallenata, LEADRO DIAZ. Ciego de nacimiento nacido en hato nuevo (guajira) y desde muy pequeño llevado a tocaima.
El la vista me negó para que yo no mirara / y en recompensa me dio/ los ojos bellos del alma.
“Vamos a ver”: Con esta frase un indígena de la comunidad de la boca de camarones anunciaba su llegada en cada una de las casas que visitaba, y quien recibió el apodo de “AUJEÉ” por sus conocidos.
Su madre, la señora JOSEFA TEREGUANA que durante su estado de embarazo se contagio del virus de la varicela, y según cuenta los testigos la criatura que llevaba en su vientre adquirió la enfermedad en los meses de gestación.
TEREGUANA, murió luego de dar a luz al niño en el año 1940 y a quien más tarde sus familiares bautizaron con el nombre de CARLOS FONSECA EPINAYÚ. Por el contagio de la varicela congénita que padeció durante su gestación tuvo problemas de visión, es decir el niño nació ciego.
Su padre JOSE K´a i ESPINAYÚ, un indígena que se dedicaba a la pesca artesanal dejo al niño al cuidado de su única hermana MARIA EPINAYÚ (LA MAYE). La comunidad WAYÚ de la boca de camarones derivada su sustento de la pesca artesanal y la recolección de sal que comercializaba con la gente del poblado de camarones (ARIJUNA). Que para la época muy poco utilizaba el dinero sino que todo era a base trueque “CAMBALACHE” es decir se cambiaba el pescado, la sal o cualquier fruto del mar por alimentos: arepas, maíz, panela, guineos, plátano, carne y tabaco.
Esta relación comercial que siempre ha existido entre los indígenas y los pobladores de camarones fortalecía lazos de amistad entre la MAYE EPINAYÚ y los ARIJUNAS del poblado.
Al niño invidente le tomaron un especial cariño, le regalaban algunos productos alimenticios que llevaban para comercializar con los indígenas y en especial con la MAYE, la hermana que quedo al cuidado del niño.
AUJEÉ, daba muestra de cariño a la persona que le ayudaba. Cuando empezó a hablar se aprendió el nombre en español de sus benefactores con solo oírle la voz.
Desde su niñez empezó a dar muestra de inteligencia. Tenía siete años cuando la MAYÉ lo llevo por primera vez al poblado de camarones que para la época era un caserío. En el pueblo reconoció por la voz a cada una de las personas que iban a su ranchería hacer negocio con sus familiares. Esto llenó de asombro a los habitante de la población y fue entonces cuando JOSEFA BARROS (MACHA). Una matrona raizal le sugirió a su hermana que dejara el niño a su cuidado. EXEQUIEL BARROS hijo de la vieja MACHA (como cariñosamente la llamaban). Era contemporáneo con el niño invidente jugaban y compartían sus alimentos a diario en la culata de PASCUAL PERES.
En un comienzo BARROS lo acompañaba a visitar a esa persona que conoció en su ranchería, con el pasar del tiempo ya lo hacía solo, además empezó a visitar a la gran mayoría de los pobladores. EXEQUIEL Y AUJEÉ fueron fortaleciendo ese lazo de amistad hasta llegar a considerarse como dos hermano. Con la gran diferencia de que AUJEÉ tenía una limitación y EXEQUIEL no.
BARROS hizo una vida normal fue a la escuela y pudo terminar sus estudios secundario y prestó el servicio militar. AUJEÉ por su discapacidad no pudo hacerlo. BARROS, hermano y amigo fue su protector, tutor y le enseño muchas cosa.
AUJEÉ, sin embargo Dios lo dotó de una gran inteligencia que pudo desarrollar sin ir a la escuela. Con los ojos del alma pudo trasegar y aprender en la escuela de la vida para sobreponerse de su discapacidad.
Para una persona ciega no es tarea fácil recorrer todo un pueblo de norte a sur y de este a oeste y reconocer a cada uno de sus habitantes con nombres y apellidos completos y saber quiénes eran su padres y demás familiares con solo escuchar su voz y tocando la piel identificaba su color, además conocía los billetes y su denominaciones con solo tocarlos con los dedos de las manos, era un ser servicial. Lo mandaban a comprar carne, arroz, manteca, recibían los vueltos y reclamaba si estaba fallo. Pilaba a dos manos y molía el maíz, se desplazaba a velocidad sin tropezar, caminaba kilómetro y medio para ir al rio a bañarse y lavar su ropa, escondía el jabón en el monte y el día siguiente siempre lo encontraba.
Cuenta BARROS TORO que él se sorprendía con la sabiduría de AUJEÉ. En la parcela de su propiedad tenía unas vacas y como la visitaba constantemente se familiarizo con los animales a tal punto que conocía el bravío de cada unas de ellas.
AL BRAMAR la identificaba por su nombre y a cada una de ella le decía esa es la francesa, la callejera, la medio paso, cariñito y familia, barros al escuchar esto quedaba sorprendido y no sabía a que atribuirle tanta sabiduría a veces dudaba de su ceguera o pensaban que tenía el don de adivinar.
Fue músico de su comunidad tocaba el tambor (kaasha) a la perfección en los bailes de la YONNA, fue palabrero (pütchipü) de su comunidad hablaba su lengua y el español a la perfección, a pesar de no haberse criado en su ranchería.
Fue un personaje en el poblado y muy considerado se gano la confianza de NORIS GAMES, ALTARIMA BARROS, CONCHA FONSECA Y la vieja MACHA a quien llegó a considerar como su madre.
Murió en el año de 1984 su muerte fue una gran paradoja a pesar de ser muy querido por todo sus pobladores tuvo una muerte violenta la gran mayoría lloró su muerte y fue enterrado en el cementerio de la localidad.
Desde entonces quedó en la memoria colectiva de la población la frase de bienvenida “vamos a ve” como decía el ciego AUJEÉ.