Un ejemplo exitoso de articulación de organizaciones por la seguridad alimentaria de las comunidades vulnerables del departamento.
Los bancos de alimentos nacen inicialmente en Estados Unidos en la década de los años sesenta, cuyo objetivo fue rescatar los alimentos a punto de ser desechados, recolectar aquellos que eran rechazados por defectos en su envasado, que estaban a punto de vencerse o que no reunían las condiciones para ser comercializados por defectos que no afectaban la consumibilidad de los mismos. De esta forma, personas, familias y comunidades en situación de vulnerabilidad, podrían acceder a ellos, de forma gratuita o a muy bajo costo. Posteriormente en la década de los años ochenta, esta iniciativa se establece en Canadá y Francia, y más adelante, se crean en otros países hasta llegar a Colombia hace casi veinte años, conservando su condición de entes sin ánimo de lucro que promueven la seguridad alimentaria en el país.
El lamentable panorama local marcado de forma dolorosa con las inocentes vidas de los niños y niñas wayuú que han perdido la batalla ante el grave flagelo de la desnutrición y causas asociadas a ello, generadas por situaciones como: la inestabilidad gubernamental, la corrupción, la postración económica, los efectos del cambio climático, la migración masiva, la pérdida de costumbres dietarias y la pobreza extrema, impulsaron la iniciativa de crear un Banco de Alimentos a través de la alianza de la Iglesia Católica con el sector privado y las ONG´s. Esta loable tarea se apoya además en un activo voluntariado conformado por un grupo de laicos comprometidos, quienes aunando esfuerzos, desarrollan este macroproyecto social para favorecer a los más vulnerables de una manera transparente y con un enfoque multidimensional de derechos, inclusión y sostenibilidad ambiental. Los ejes de esta obra social son el amor al prójimo, la solidaridad y la generosidad, en beneficio de los más necesitados.
En el 2019, gracias a la Diócesis de Riohacha liderada en aquel entonces por Monseñor Héctor Salah Zuleta, con el apoyo de Chevron, Caring for Colombia y Prosowa, nació el primer Banco de Alimentos de La Guajira, el cuál abrió sus puertas de la mano de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia -ABACO- cuyo propósito es agremiar y acompañar en su operación y fortalecimiento dentro del sistema nacional de estas entidades que ya cuenta con 19 bancos en el país.
El actual Obispo de la Diócesis de Riohacha Monseñor Francisco Ceballos durante su significativa intervención en el Dialogo Virtual “Evangelización, Servicio y Seguridad Alimentaria” realizado en el marco de la celebración del primer aniversario del Banco de Alimentos expresó: “Darle de comer al hambriento es un imperativo ético para la iglesia universal que responde al mandato de Jesús a sus discípulos y sus enseñanzas sobre la solidaridad y el compartir. Por eso no nos podemos quedarnos callados o quietos frente a ello.”
“En el año 2019 se movilizaron 337 toneladas de alimentos a más de 11.000 personas beneficiarias a través de 57 organizaciones. En el 2020 nuestro crecimiento ha sido exponencial y a corte de julio hemos movilizado 561.2 toneladas que han beneficiado cerca de 63.000 personas a través de 135 organizaciones activas. Actualmente el Banco de Alimentos de La Guajira se encuentra en fase pedagógica con el fin de impulsar la cultura de trabajo en red, orientando el accionar de las organizaciones beneficiarias hacia un trabajo social disciplinado, transparente, solidario, responsable y caritativo” afirmó la Economista y Magister en Gestión de Proyectos, Rebeca Badillo quien funge como Directora Ejecutiva de esta organización.
Durante la pandemia se ha demostrado que el BALG tiene la capacidad logística y operativa para atender la demanda de trabajo social articulado con entidades públicas y privadas, a través de alianzas directas locales, nacionales e internacionales o a través de ABACO. Se han ejecutado 30 proyectos que han permitido ampliar la cobertura de atención en comunidades rurales y étnicas en toda la guajira, llegando a 9 municipios incluyendo el distrito de Riohacha. Asi mismo el BALG ha sido ganador de 4 convocatorias de proyectos de ABACO con el apoyo de la GFN y de “Colombia cuida a Colombia”.
Grandes son los retos del Banco de alimentos la Guajira, entre los cuales se cuenta por ejemplo lograr ascender en el nivel de madurez organizacional medida del proceso de certificación de la GFN ABCO, consolidar el proceso de REAGRO como apuesta nacional para disminuir las cifras de pérdidas y desperdicios de alimentos en poscosecha, consolidar las organizaciones beneficiarias en sus procesos de gestión social comunitaria en el marco de restricciones y requisitos, fortalecer alianzas con los entes territoriales para trascender en la lucha por la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades vulnerables de La Guajira.
El Banco de Alimentos de La Guajira, afirma la Directora Ejecutiva, Rebeca Badillo, “Cuenta con un modelo operativo autosostenible y corresponsable en la que ^Todos ponen^, por lo que reiteramos el llamado a los actores participantes: La empresa privada, los entes territoriales, la academia, las organizaciones comunitarias y las comunidades en general.”
En su misión como organismo de la iglesia católica, el Banco seguirá gestionando alianzas y proyectos que promueven el mejoramiento de la seguridad alimentaria en beneficio de las comunidades de La Guajira.