Por: Martín Barros Choles
Las pruebas de conocimientos para calificar estudiantes y personas, que concursan para disputarse un empleo o trabajo, en los pocos que públicamente se ofrecen, no son tan coherente, ni transparentes, como no las imaginamos, sin existir mínimas garantías de idoneidad, en operaciones y resultados, mediato de las mismas. Las pruebas de “Saber” y de concursos de méritos, para la selección de empleados y trabajadores, en los sectores públicos, eran gratuitas, a diferencia de ahora, que tiene un valor y precio económico, para quienes pretendan participar en las convocatorias publica, constituyéndose en una limitante para la clase pobre, que se privan de concursar, por no tener con que comprar el “Pin”, que le permita la participación, en igualdad de derecho. Lo curioso del asunto, cuando las pruebas del Icfes y las practicadas para los nombramientos, de cargos públicos eran gratuitas, los resultados no tardaban muchos tiempos en notificarlos de manera personal y publica. Las prácticas de pruebas onerosas, que dispone de medios en tecnología y sistemas de cómputos, cuyos equipos están adecuados, para calificar, de manera rapidísimas, ocurre lo contrario, generando dudas e incertidumbres, a la vez prestándose, para la comisión de fraudes, negocios y artimañas; de favorecimientos ilícitos, cubierto de corrupción.
Las pruebas “Saber” de Icfes, son las que exigen para ingresar a las universidades, publicas y privadas, donde algunas acogen determinados puntajes, de acurdo a la carrera o profesión, que aspiren y deseen estudiar, validando los resultados, como requisito ineludible de admision. Los alcaldes, les tocará asumir el costo, del valor económico de las pruebas por estudiantes, en razón de que los estudiantes bachilleres, no trabajan y sus padres, viven en pobreza, sin disponen de recursos para cancelar el pago, que habilite al estudiante, para hacer las pruebas, que abren puertas de ingreso a la universidad. Cobrar las pruebas, es una forma de coartar, derechos fundamentales constitucionales, a educación y el trabajo, cuando lo correcto, sería que el estado o la nación, ofreciera oportunidades, de formación educativa, de manera gratuita, amplia e indiscriminadas, en temas y asuntos, técnicos, profesional y especial; previas orientaciones a interesados en estudios superiores. Es inaudito, que bachilleres de colegios públicos, se le encierre el ingreso a la universidad, porque no tuvo con que pagar el valor de una prueba o pagándola, no sacó el resultado requerido y exigido, para estudiar determinada profesión.
Las convocatorias públicas, para llenar números de vacantes, han perdido confianza, por resultados dilatorios y tramoyas, que enturbian las transparencia objetivas y subjetivas, de concursos de mérito. Están centralizadas en la Comisión Nacional de Servicio Civil, en condición de autoridad competente, para el manejo de carrera administrativa de servidores públicos, relacionado, en: escalafón y clasificación de empleos. Abre concurso, no solo del orden nacional, sino también de entidades, departamental, distrital y municipal; destronando facultades y atribuciones, de gobernadores y alcaldes territoriales, para: crear, proveer y designar; los empleados y categorizaciones, de sus servidores públicos, mediante acto administrativos, de manera autónoma, cuando se trate de seleccionar perfiles.
Las pruebas de conocimientos informativo y de capacidad, para determinar calificaciones de los concursantes aspirantes a cargos públicos, para efecto de sección de calidad intelectual, son incongruentes e incoherente, con los termino de duración, con preguntas y literales, para analizar responder o adivinar, en no ménenos de cinco minutos por preguntas de contenidos extensos y confusos, con respuesta trampas, que de nada sirve para escoger, ni los mejores en calidad que sirva. Se han cambiados y abolidos, los “Tés” de precisión, que técnicamente superan las pruebas contemporáneas, en la que exponen criterios y opiniones, sobre problemas de razonamientos y fórmulas: lógicas, matemáticas, físicas y políticas. La jugada es la de distraer a los concursantes, con temas y asuntos, complejos con situaciones dudosas y confusas, que no alcanza resolver en corto tiempo. Responder de manera positiva o negativa, un “Tés” con preguntas cortas, concretas y precisa o sobre cuatro o cinco opciones cortas, generan mejores resultados, que las pruebas que se vienen practicando de “Saber” y otras. Contra las pruebas, al parecer no proceden reclamaciones, ni recurso de revisión, violándose el debido proceso. Tampoco se publican las respuestas, correspondiente a cada pregunta, sin embargo, se han detectado prácticas fraudulentas, consistente algunas, ventas de respuestas para posesionar en méritos. En las pruebas “Saber”, ocurre falta de armonía globalizada y direccionadas, relativa a los programas educativos, utilizados para las enseñanzas, publicas y privadas, con diferencias en los establecimientos educativos, de ahí, que colegios privados, superen en puntajes a los públicos, en la calidad de servicio educativos.