
Por: Juan Zambrano Romero
Al analizar la situación por la que atraviesa el mundo, es importante hacer un alto y autoevaluarnos en una amplia y objetiva reflexión sobre nuestras acciones y procederes para reconocer si es del caso, la responsabilidad que nos corresponde para así poder recomponer y aportar hacia el futuro la construcción de una sociedad más equitativa y justa para todos.
La angustiosa dificultad que presenta el mundo en los actuales momentos, donde un desconocido y diminuto personaje con corona – coronavirus -, tan pequeño que no hay la posibilidad de percibirlo por ninguno de los sentidos del ser humano, nos tiene en jaque.
Este personaje invisible que ha sido capaz de afectar y poner en riesgo la sobrevivencia humana, ese que nos ha sacado de nuestras actividad diaria a algunos y del estado de confort de otros; ese que le ha coartado la posibilidad a millones de personas en el mundo de encontrar el sustento diario de su familia, por no poder salir a las calles; ese minúsculo personaje tan poderoso debe hacernos repensar hacia el futuro de lo que hemos venido haciendo, y a la vez tratar de recomponer y encontrar la verdadera misión que trajimos a este mundo.
Es una lección que debemos ir aprendiendo primero desde el momento en que estamos, para luego de superado, podamos entregarle a la sociedad y al mundo nuestras mejores acciones, para que en común encontremos las bases de nuestro desarrollo. Nos toca replantear lo que hemos venido haciendo desde esta nueva etapa de nuestras vidas en la tierra; replantear si lo que hemos venido haciendo está bien o mal; replantear si nos hemos equivocado y finalmente replantear nuestra manera de ver las cosas. Esta situación que vive la humanidad en los actuales momentos, debe dejarle al mundo unas lecciones que debemos aprender.
El físico alemán de origen judío y considerado el científico más importante del siglo XX, Albert Einstein dijo: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progreso”. “Hablar de crisis es promoverla y callarla es conformismo, lo mejor es trabajar juntos”. Hoy el mundo está en crisis, y es allí donde es importante entender que hay repensar nuestro comportamiento. Es tomar y aprender la lección que nos presenta esta crisis. Es revisar nuestro rol como individuo, nuestro rol en la familia, nuestro rol con los amigos, nuestro rol como profesional y nuestro rol en la sociedad.
Ese individuo desconocido con corona, nos hace pensar en grandes lecciones como actores responsable de una sociedad que debemos aportar para fortalecerla y no para destruirla. Ese individuo diminuto antes de poca atención, ha vulnerado la terquedad del mundo para que podamos transformarnos en seres más humilde, más humanos, más sencillos, más simples y más generosos.
Es preciso que este episodio que vive el mundo hoy, debe hacernos entender y comprender que cuando se piensa en el bienestar propio, debe pensarse en el bienestar del prójimo. Hoy, a Dios todos imploramos nos ayuda en esta catástrofe mundial, que nos regale sus generosidad y bendiciones y a los científicos y profesionales de la salud del mundo que con sus conocimientos y su sapiencia puedan encontrar de la mano del Todopoderoso la cura para este mal. Allí está la razón para ser cada uno de nosotros más humano y más humildes, para encontrar juntos el desarrollo de nuestra sociedad sin detrimento de lo que mal hemos venido haciendo.
La fuerza del poder en todas sus manifestaciones, es lo que ha venido generando todas estas clases de descompensaciones sociales en el mundo, no hay un respeto hacia lo fundamental que es el ser humano, solo se aprecia lo material. Finalmente es preciso entrar en el camino de la meditación para encontrar la forma de enderezar el rumbo para poder estar más unidos y enfrentar las adversidades que nos depara la vida y así encontrar un norte expedito para nuestras futuras generaciones. Que lo que estamos viviendo nos sirva para reflexionar. Juntos podemos!,.