
Por Martin Barros Choles
La vida en general está colmada de peligro y los seres humanos, seremos víctimas, de nuestra destrucción, impulsada por: avaricia y ambiciones, engendrando intereses, de riquezas y ganancias, en pesca y caza, de oportunidades. Así gira la cultura política del capitalismo, que predomina en todos los campos y círculos, de negocios mundial. Es inentendible que lo material aplaste, consideraciones y dignidad humana. La humildad la opaca el avasallamiento. Se valora a las personas, por lo que tiene y poseen, no por condiciones y calidades especiales. Lo material incluyendo el cuerpo humano, es perecedero y terminan en despojos y basuras. Estas inconsistencias tienen en despelote la salud, manipulada y manejada en negocios mercantilista
El coronavirus covid-19, es una pandemia, cuyo manejo por las autoridades de salud y administrativas, han sido desacertados, represivo y confinatorio, adoleciendo de precisiones informativas, en precarias atenciones, pero ha servido de trampolín, para la competencia de explotación económica, de los carteles farmacéuticos, que andan a toda carrera, improvisando vacunas, para aplicarlas sin garantías de efectividad. Lo que están vendiendo por vacuna, aún están, en fases de ensayos. Utilizaran de experimentos a los primeros que se la apliquen (adultos mayores y personal de salud). El negocio de farmacéutica no es sanar, ni curar, sino paliar mejoras, transformando la salud, de los seres humanos, en fuente de rentabilidad económica, aseguradas en presupuestos y disponibilidad, privadas y públicas, a cargo de mandatarios de turnos, que deben velar por sanidad de gobernados. El covid, buscan frenarlos, con restricciones, alcohol, tapa boca, distanciamientos y lava manos; hasta cuando finiquite o muera el covid. La impreparación y desatención de contaminados en manejos de pandemia, ha sido palpable en asuntos específicos. Lo que viene, en relación con el plan o programa de vacunación, a toda prisa, sin experiencias y pocas inducciones, a los operadores encargados de aplicar la vacuna, no deja de ser preocupante, sobre todo, porque aún, no han materializado convocatorias, para seleccionar y orientar, a los operadores, en lo relativo a la vacuna Pfizer, negociadas por el gobierno de Colombia, pero que requiere de procedimientos de protocolos desconocidos, cuyo producto (vacuna) debe mantenerse a 76° bajo cero. Es necesario prever errores y fracasos, con consecuencias peores que el contagio que nos afecta.
Considero que la ciencia médica y los científicos, está quedando en el vacío o limbo. Es decir, mal parados, frente a los daños humano, sin alternativas de prevención y control. Han fracasados en inmunidades y defensa, para contrarrestar el avance del covid, aun que se resistan aceptarlo, amañando la desinformación e induciendo miedo, nos lleva y tienen atolondrados, en zozobra y desatinados. Se ha perdido la confianza y credibilidad, en las autoridades en la salud, partiendo de la OMD en las Naciones Unidas, colocándose en favor de productores y comercializadores, de drogas y elementos hospitalarios. El negocio de la salud, gira en cadenas, plataformas y conexiones, clientelistas e intermediarios. La matriz productora, irriga comisiones por consumos, de productos de salud patentizados. Los precios se manejan, de acuerdo con la oportunidad de la ocasión, de ahí, que, al farmacéutico, no le sirva prevenir mucho, las tenderetas de contagiados, que conllevan a la muerte, para forzar a mandatarios sobre el negocio vital de consumo, que se logra desatándola, sin importar quien o quienes, sean las victimas de la tragedias y catástrofe, que vivimos. La salud, está atrapada y secuestrada, por mafias que se lucran, en pirámides y extensiones, monopolizando y controlando, el uso y ventas de productos. Quienes no se alineen a directrices comercial, lo quiebran o apartan. Las relaciones de operaciones y mandos son estructurales y confidenciales, en ventas y aplicaciones de vacunas. Muchos médicos, aun cuando no comparten el régimen impositivo, le toca contra la voluntad, cumplirlo por conservar el trabajo, fiscalizado y controlado, con auditoria, de observaciones, para probar si cumple con las tareas trazadas, en términos fijados. De esa manera los médicos han perdido la libertad, de ejercer la profesión, de manera honesta y de buena fe, tocándole esclavizarse en un servicio imprescindible, frete a una lógica inconsecuente, que ni siquiera conocen, los inocentes pacientes, que son y seguirán siendo, victimas, de los desmedros y abusos con la humanidad, con la venia de gobernantes, que toleran los dominios preferenciales y se hacen los locos, en prácticas de corrupción. Antes de concluir el presente año (2021), conoceremos éxito o fracaso de las vacunas, con todos los despelotes, que le esperan. “Amanecerá y veremos”.